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Siniestralidad laboral y Equipos de Protección Individual. Por Alejandro Guijo Tenreiro 17 November 2016

Siniestralidad laboral y Equipos de Protección Individual. Por Alejandro Guijo Tenreiro

Alejandro Guijo Tenreiro es alumno de 4º curso del Grado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos de la Universidad de Cádiz y está especializándose en la prevención de riesgos laborales. En este artículo presenta la importancia de los Equipos de Protección Individual (EPIs) de cara evitar la accidentalidad laboral.


Los Equipos de Protección Individual (EPIs) y la siniestralidad laboral

La siniestralidad laboral constituye un suceso indeseable tanto para los trabajadores implicados como para las empresas, sucesos que se materializan por la presencia de una serie de elementos o causas que intervienen de forma directa en relación con los accidentes de trabajo, como lo son las personas, los lugares de trabajo, los medios técnicos y/o los medios organizativos, entre otros.

Las situaciones de riesgo se originan en parte por el factor humano, a través de acciones inseguras u omisiones que suponen el 85% de factores que conllevan a la siniestralidad laboral, y por otra parte, por el factor técnico que representa tan sólo el 15% de factores integrados en una serie de condiciones peligrosas.

Con la normalización de la prevención de riesgos laborales a través de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, surge una serie de derechos y obligaciones de los trabajadores que dimanan de esta ley para/con la prevención, regulados en sus artículos 14 y siguientes. Incidiendo en el apartado primero del citado artículo, referente al derecho de la protección frente a los riesgos laborales regulados en la citada ley, encontramos que los trabajadores tienen derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo, haciéndose así una primera referencia directa a la necesidad de protección de los trabajadores y que será regulada como un principio de la acción preventiva en el apartado h) del artículo 15 de la misma ley, donde se encomienda que el empresario adoptará medidas que antepongan la protección colectiva frente a la individual.

Es en esta coyuntura donde nos encontramos tanto con la importancia como con la prioridad de aplicar medidas de protección colectivas frente a las individuales. No obstante, no debemos olvidar estas últimas, las cuales se regulan en el artículo 17.2 sobre equipos de trabajo y medios de protección de la Ley 31/1995, que refleja el hecho de que

“Los Equipos de Protección Individual deberán utilizarse cuando los riesgos no se puedan evitar o no puedan limitarse suficientemente por medios técnicos de protección colectiva o mediante medidas, métodos o procedimientos de organización del trabajo”.

Entre las consecuencias que provoca la siniestralidad laboral encontramos el número de jornadas de trabajo perdidas así como la valoración económica de las pérdidas, gastos generales, costes materiales y tiempo perdido (de acuerdo con la metodología para la evaluación económica de los accidentes de trabajo del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo del año 2009), entre otros. De ahí la importancia de estudiar los accidentes de trabajo como un mecanismo, si no el principal, que impulsa la aplicación de la prevención. En este sentido, se vuelve necesario llevar a cabo acciones eficaces en materia preventiva, especialmente en aquellos puestos de trabajo en los que los riesgos difícilmente puedan evitarse o se haga necesario el uso de equipos de trabajo que minimicen esos riesgos inevitables, los denominados Equipos de Protección Individual (EPIs).

No obstante, actualmente una de las problemáticas que presenta la utilización de los EPIs es que existe una gran variedad de ellos, de los cuales, una parte representativa no cumple con los parámetros ergonómicos adecuados y como consecuencia, a pesar de ser de obligado cumplimiento para la prestación de algunos servicios, los trabajadores no los utilicen, ocasionando accidentes de trabajo de diversa gravedad.

La segunda problemática tiene que ver con la falta de concienciación de los trabajadores acerca de la utilización de estos EPIs constituyendo un factor importante en el momento de la materialización de los accidentes de trabajo.

Es por ello por lo que se cree necesario incidir tanto en la obligatoriedad como en la utilidad de los EPIs con la intención de evitar posibles accidentes de trabajo derivados de factores personales e individuales de comportamiento.

Además, hay que tener en cuenta que los accidentes de trabajo se producen de manera multicausal, por lo que la incidencia de la siniestralidad laboral por la no utilización de EPIs, en este caso como causa principal, depende de otros factores secundarios que pueden incidir de manera directa en la materialización de los accidentes de trabajo. Otras causas secundarias estarían relacionadas con los factores personales e individuales de comportamiento.

A pesar de lo citado anteriormente, es una realidad el hecho de que la utilización de algunos EPIs resulten incómodos a la hora de utilizarlos, por lo tanto, se deberían utilizar aquellos EPIs que cumplan parámetros ergonómicos adecuados a cada actividad profesional a desarrollar por el trabajador. En su selección es recomendable considerar la gran variedad de EPIs que existen en el mercado, y concienciar a los trabajadores a la hora de utilizarlos.

Para finalizar, considerando que la acción humana es determinante para que el sistema técnico de la empresa funcione, sería aconsejable tener en cuenta, en primer lugar, las actividades económicas que tienen más incidencia con respecto a la siniestralidad laboral por la no utilización de EPIS además de conocer los sectores económicos en los que la siniestralidad laboral por este factor citado es más elevada.  También habría que considerar los principales grupos de trabajadores afectados, para llevar a cabo el estudio adecuado de los puestos de trabajo con más incidencia con el total de tareas a realizar por el trabajador.

De igual forma, determinar de manera directa los EPIs realmente necesarios para el puesto de trabajo, adaptándose tanto a las tareas a realizar como al propio trabajador y su ergonomía permite identificar  y prevenir los posibles riesgos de manera segura.

Alejandro Guijo Tenreiro

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